RESUMEN DEL LIBRO "LOS CUATRO ACUERDOS", DEL DR.MIGUEL RUÍZ
LOS CUATRO ACUERDOS, Dr. Miguel Ruíz
Los naguales eran una comunidad
de sabios toltecas, hace miles de años. El autor es un nagual guiado para
divulgar esa sabiduría que los antepasados protegieron en épocas difíciles.
El conocimiento tolteca es una
manera de vivir que se distingue por su fácil acceso a la felicidad y al amor.
Hace 3000 años, un aprendiz de
chamán tuvo un sueño y descubrió que todo está hecho de luz, que Dios es una
única cosa que nos une a todos. Vio que comprendía a los otros pero éstos a él
no. Se cambió el nombre por “espejo humeante”. El humo que impide ver el sueño
y el espejo que es el soñador.
El ser humano siempre está
soñando. El sueño del planeta incluye las reglas de la sociedad. Cuando nace
alguien se le enseña a soñar.
Con la atención se aprende, se
aprende el sueño que hay: qué es aceptable y qué no, bueno y malo… en casa, en
el colegio…aprendemos a captar atención.
Tu lengua, religión, valores
morales…ya estaban ahí, no los escogiste tú. Los niños creen lo que les dicen
los adultos. Lo llamo domesticación del ser humano. Se utiliza el sistema de
premios y castigos. Se desarrolla así la necesidad de captar la atención de los
demás para recibir nuestra recompensa.
De mayores el sistema de
creencias nos convierte en autodomesticados. Nos ayuda a juzgar y juzgarnos.
Hay otra parte dentro de nosotros
que es la víctima, , de los juicios fundamentados en creencias que no
escogimos. Si hacemos algo en contra de la ley aparece el miedo y el veneno
emocional.
El ser humano paga miles de veces
por el mismo error. No es un sueño agradable, el externo, el del planeta,
cuadra con la descripción de infierno. EL calor de sentimientos negativos es
nuestro propio infierno personal: un estado de ánimo. Se puede disfrutar
también de un sueño agradable. Buscamos la verdad porque en el sistema de
creencias que hemos aceptado no existe. No hay que encontrar ninguna verdad,
estamos rodeados por ella. Nos ciegan las falsas creencias. Nuestra mente es
una bruma que los toltecas llamaban “mitote”: todos los conceptos y programas
que tengas tenemos en la mente.
Tenemos miedo a vivir por no ser
aceptados o suficientemente buenos para otras personas. Creamos una imagen
ideal para los demás y la perseguimos, de forma que nunca seremos felices. Nos
rechazamos y no aceptamos, nos sentimos deshonestos, frustrados y falsos. Hay
un sentimiento de falsa autenticidad. Asimismo, nadie alcanza nuestras
expectativas. Nadie nos maltrata más que nosotros mismos.
El límite de maltrato que
toleramos de los otros es el límite de maltrato que nos maltratamos nosotros
mismos.
El resultado de los acuerdos que
has hecho contigo mismo son la personalidad: cómo comportarte, qué crees…hay
miles de acuerdos. Debes romper los acuerdos que te vinculan al miedo, que
además requiere un gasto de energía importante. Los acuerdos que surgen del
amor ayudan a conservar la energía e incluso incrementarla.
Si reconocemos lo anterior, con
cuatro acuerdos recuperaremos la energía que gastábamos en mantenerlos:
Primer acuerdo: sé impecable con
tus palabras: las palabras te permiten crear, son una fuerza, no sólo símbolos.
Son un arma de doble filo, pueden crear y destruir. Las palabras son como
semillas, y la mente humana es muy fértil. Debemos preparar la mente para
recibir las semillas del amor.
Impecable: libre de pecado: todo
lo que sientes, creas o digas que vaya contra ti es pecado. Siendo impecable
asumes la responsabilidad de tus actos.
Este acuerdo es no usar palabras
contra ti mismo, ni directamente ni sembrando en otros esa intención. En el
infierno de nuestra realidad usamos las palabras con fines destructivos,
generalmente de forma involuntaria.
Los chismes son la forma de
divulgar el veneno humano, como un virus informático, se propaga. Lo peor es
que este veneno lo hemos puesto nosotros en circulación y vamos a padecer sus
efectos, dificultando la comunicación limpia y sincera entre nosotros.
También utilizamos la palabra
contra nosotros mismos con mensajes que nos lastran. Con el primer acuerdo nos liberaremos de este problema y nos
haremos inmune al veneno de otros. Utiliza el primer acuerdo contigo mismo de
forma activa de forma que crezca esa semilla: háblate.
Segundo acuerdo: No te tomes nada
personalmente. La expresión máxima del egoísmo es pensar que todo gira
alrededor de nosotros, de modo que todo lo que nos dicen hace referencia a
nosotros. Interiorizamos la basura emocional de otros, que está condicionada
por ellos y no debe, por tanto, condicionarnos a nosotros. Cuando nos hacen
daño es porque rozan nuestras heridas, que ya estaban ahí, no porque las hagan.
Si vives sin miedo no hay lugar para
miedo ni odio, estás en paz y eres feliz.
Ni siquiera cuando aparezca una
voz en tu mente que te hable de ti te la tomes en serio. Para los toltecas esta
voz viene de unos seres con una mente muy similar a la humana. Tienes derecho a
creer o no esas voces, pero no te tomes lo que dicen personalmente. A veces
aparecen montones de voces con intereses contradictorios: el mitote mencionado
antes.
Tomándote el segundo acuerdo en
serio nadie podrá devolverte al infierno. La necesidad de estar con gente que
quiere sufrir o hacer sufrir desaparecerá.
El tercer acuerdo consiste en No
hacer suposiciones. La tristeza y dramas vienen de hacer suposiciones y
tomarlas personalmente. Cuando estalla la burbuja del sueño irreal que nos
hemos montado con nuestras suposiciones, resulta doloroso. Sobre todo en las
relaciones, hacer suposiciones conduce a situaciones indeseables.
La mente humana necesita respuestas.
Por eso hacemos suposiciones, porque dan seguridad aunque no sean correctas.
Hacemos suposiciones porque no tenemos el valor de preguntar. Nos ahorramos
juicios.
La manera de evitar suposiciones
es preguntar: dejar las cosas claras, de forma que no haya veneno emocional y
seas claro.
El cuarto acuerdo: haz siempre lo
máximo que puedas. Permite arraigar los tres anteriores. Lo máximo que puedas
variará en función de tu estado de ánimo, de salud, etc, pero haciendo siempre
el máximo no te juzgarás ni habrá reproches. Serás productivo y vivirás con
gran intensidad. Significará además que actúas por amor, y no por esperar una
recompensa.
Acción es vivir con plenitud.
Inacción es pasar horas delante de la televisión. Las ideas se deben llevar a
cabo, no mantener en la cabeza. Vivir en el pasado es no vivir con plenitud y
conduce al sufrimiento.
Practicar es la clave para ser un
maestro: practica este y los anteriores acuerdos aunque tu actual rutina no lo
favorezca, el tiempo te ayudará. Para los toltecas la existencia consiste en
trascender la experiencia humana y convertirse en la encarnación de Dios.
Al principio será difícil
respetar estos acuerdos, pero con la práctica verás que cada vez te cuesta
menos y los acabas haciendo parte de tu rutina.
El ser humano vive quejándose de
que no tiene libertad y achaca esa falta de libertad a factores externos cuando
en realidad el culpable de no ser libre es cada uno de nosotros. Los niños no
viven en el ayer o el mañana, se dedican a jugar ahora y sentir sus necesidades
básicas. No tienen miedo de expresar lo que sienten.
El entorno hostil nos ha dicho lo
que debemos hacer y cómo, inhibiendo nuestra naturaleza de disfrutar, con las
responsabilidades, con los “tienes que…”. Se trata de complacer a los demás, no
a nosotros mismos: eso no funciona. El autoconocimiento, saber que tenemos
veneno emocional es un buen primer paso para corregir cosas. Debemos dominar
nuestros propios sueños.
Los toltecas tienen un plan
completo para liberarse de la domesticación: tratan el problema como un caso de
parasitismo. El parásito se nutre del miedo, el drama y el sufrimiento. Nuestro
yo está arrinconado, debemos ayudarle, es nuestra versión “niño”.
Podemos imaginar los miedos como
un monstruo multicéfalo y atacar cada cabeza (miedo) hasta que no quede
ninguna. O bien dejar de alimentar al parásito con emociones que surgen del
miedo, para que muera. Existe una tercera versión, una muerte simbólica que
mata al parásito, al morir el huésped.
Para llevar a cabo “la segunda
atención” debemos identificar qué acuerdos queremos cambiar, siendo conscientes
de su existencia. Pequeños cambios provocarán pequeñas grietas que se irán
ampliando haciéndonos fuertes.
Para “controlar tu propio
comportamiento” debes ser consciente de que las emociones consumen mucha
energía. El mundo se ve a través del filtro de las emociones: si estás triste,
verás tristeza en el mundo.
Si vemos el estado mental del
miedo como algo disfuncional, veremos que hay una cura. Para cerrar heridas
emocionales debemos perdonar. La verdad ayuda a abrir heridas para hacer
limpieza.
Debemos reconocer que estamos en
esa guerra interna y no como soldados que siguen órdenes sino como guerreros
con criterio propio: disciplinados. Tendremos así control sobre las emociones y
por consiguiente sobre nuestro comportamiento.
Iniciación a la muerte. La muerte
es una evidencia que debe incentivarnos para que vivamos al máximo. De esta
forma el parásito muere. Sabemos que todo lo que tenemos será de la muerte,
incluso el pasado, así que no hay que resistirse sino mirar al regalo del
presente.
Eres libre de crear tu propio
mundo. Utiliza los ojos para ver el mundo como quieras que sea: naturaleza,
amor, respeto… diseña un mundo de dicha y lo adorarás. El mitote desaparece
para siempre. Elige ser feliz.
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