Si para cubrir las
exigencias de un empleo podemos hacer una lista de las capacidades que se
necesitan, podemos también utilizar las capacidades de un candidato para saber
qué empleos puede cubrir. Entendemos por
empleo un nivel de responsabilidad, un salario, unas condiciones físicas y
entorno social….
Las capacidades se adquieren mediante experiencia personal o
profesional y formación, por ejemplo, y se potencian con interés, motivación y
recursos.
Hasta aquí, más o menos bien: se trata de equilibrar las
características de un candidato con las exigencias de un puesto de trabajo.
Pero lo normal es que las características de unos y otros
varíen con el tiempo: aumenta la experiencia, la confianza, las capacidades, se
hacen formaciones, ampliaciones de equipos en las empresas…
Con el tiempo es frecuente que la balanza esté descompensada
y cuesta apreciar, de forma objetiva, lo cerca o lejos que se está de este
equilibrio.
¿Qué se puede hacer? Simplemente valorar de la forma más
honesta posible las cosas que son importantes para cada persona a la hora de
ejercer una profesión: proximidad a casa, nivel de responsabilidad, conciliación
con la vida familiar, salario, afinidad con nuestros valores e identidad, nivel
de estímulo, ambiente social, ventajas sociales, posibilidades de promoción,
posibilidades de formación…
Una vez descrito, listado o definido lo que es importante
para cada persona, las preguntas son para cada caso: ¿mi puesto de trabajo
actual lo tiene? ¿lo tendrá? ¿me interesa? ¿cambiaría?
Si hay un desequilibrio se manifiesta de esta forma
claramente, así que se pueden utilizar algunas (no todas) las fuentes de
internet para saber si nuestro puesto de trabajo es competitivo o existen cosas
mejores en el mercado.
En base a todo lo anterior, un buen plan de acción permitirá
hacer cambios (dentro o fuera de la empresa actual) que restablezcan el
equilibrio entre nuestro potencial y el empleo que debe satisfacernos y
permitirnos seguir evolucionando.
En el caso de que el equilibrio sea muy grande, si se
decanta hacia las exigencias del puesto de trabajo, es fácil que nos cambien de
ubicación. Si se decanta hacia el trabajador, nos aburriremos y tendremos una “fuente
de ingresos”, no un empleo propiamente descrito por nuestro potencial.
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