Ese familiar que sabe de informática, el vecino que trabaja
en una oficina, el asesor municipal de orientación laboral, ejemplos de
internet, ejemplos de conocidos, el colegio profesional, el centro donde
estudiaste… cualquiera de estos recursos te ayudarán a elaborar un currículum
vitae.
Sobre él verás que las modas van y vienen: sobre la
extensión, sobre si poner foto o no, sobre si adjuntar una carta de
presentación o no, si adaptarlo a la oferta o empresa a donde va dirigido.
Recuerda que es interesante orientarlo como currículum por
competencias, indicando tus puntos fuertes en los ámbitos organizativo, social
y técnico. Estos 3 apartados que buscarán en referencia a tus competencias
pueden colocarse en el apartado “otros datos de interés”, por ejemplo.
En cualquier caso, ten bien presente, utilices los recursos
que utilices, que la persona que deberá defender el documento ante un potencial
contratador y que es representada por el currículum eres tú: no dejes que otro
decida por ti.
Unos cuantos puntos a tener en cuenta:
- Foto: sí, pero no en la piscina ni saliendo de fiesta. La foto con la suficiente formalidad como para ser considerados en el proceso de selección para el nivel de responsabilidad al que optamos.
- Datos personales: los justos. No es necesaria la dirección exacta ni el número de DNI ni el estado civil. Lo que no puede faltar es un abanico de formas de contactar (y de mantener el contacto): teléfono, perfil en redes profesionales y dirección de email.
- Pondremos delante la experiencia profesional o la formación según sea lo que más destaca. Lo que más nos caracterice irá delante.
- Utilizaremos negrita para que resalte lo que queremos destacar de nuestro perfil. Ayudará en caso de que el lector haga una lectura en diagonal.
- Los datos que sean difíciles de incluir porque ocupan mucho espacio y no enriquecen demasiado (cursillos, idiomas, experiencias concretas…) pueden ir tabulados.
- En el apartado informática incluiremos todo lo relacionado con este campo: software, hardware, gestiones en internet, consultas, recursos online (bases de datos, foros, blogs, publicaciones, suscripciones…) y por supuesto nombres concretos de software y su grado de dominio (nivel usuario o avanzado, si sólo hay nociones mejor no decir nada). Todo lo que no pongamos deducirán que no lo conocemos.
- Rascaremos allá donde podamos para conseguir cartas de recomendación y así lo anunciaremos en el currículum: “disponible carta de recomendación bajo petición expresa”. Mejor no repartir copias de las cartas de recomendación por el planeta, puede no gustar a quien la emitió. Si no es posible, hay redes profesionales que permiten recomendaciones online.
- Incluiremos experiencia profesional en forma de voluntariado, de clases particulares, méritos académicos, reconocimientos personales, si disponemos de un blog o un twitter afín al empleo que nos interesa…
Hay que tener presente que el número de teléfono puede estar
asociado a una cuenta de whattsapp o similar, por lo que la foto del usuario
debe estar en consonancia con el trabajo que queremos conseguir y el nivel de
responsabilidad que nos tocará asumir.
No está de más poner nuestro nombre en los buscadores para
detectar información que haya en la red accesible a todo el público y que pueda
lastrar nuestra evolución profesional: lo que no interese, se cambia o se
elimina.